El pueblo de Buitrago trabaja intensamente para ofrecer, cada año, una de las manifestaciones más estremecedoras de la Navidad madrileña. El Belén Viviente de esta población del Valle de Lozoya es el mejor canto a una fiesta donde impera o debería imperar, sobre todas las cosas, la fraternidad.
El gélido aire del valle del Lozoya en el mes de diciembre no impide percibir el suave calor que envuelve a Buitrago de Lozoya llegada la Navidad. Mucho antes, el ajetreo se ha apoderado de las casas y de sus vecinos en busca de una tela mejor para las túnicas, un remiendo aquí, un botón mal cosido allá.
Son los preparativos de una escenificación que comenzó hace ya más de una década y que se ha convertido en una de las manifestaciones más populares de la Comunidad de Madrid. El Belén Viviente de Buitrago de Lozoya es, seguramente, el mejor canto al espíritu de la Navidad. Todo un pueblo se vuelca en representar de manera impecable el nacimiento de Cristo. De los primeros comienzos, en los que participaron ochenta actores y representaron once escenas, hoy día se ha pasado son ya más de 200 actores los que escenifican una treintena de escenas.
La idea surgió gracias a un grupo de vecinos que quisieron poner en marcha una idea que habían visto en Bàscara, Girona, siguiendo la tradición de las pastorelas que se representaban en la sierra y que todavía se siguen representando en algunos pueblos de la sierra madrileña. Con la ayuda del ayuntamiento de Buitrago y de la Delegación de Cultura de la Comunidad de Madrid se puso en marcha el primer Belén Viviente, allá por 1988. Y pronto surgió la Asociación de Amigos del Belén Viviente.
Hoy es todo un espectáculo que va mejorando año a año y que permite al visitante no sólo estremecerse con esta representación al aire libre, sino también saborear el pasado milenario de esta villa de la sierra madrileña. Todo un lujo para pequeños y mayores con puro sabor a Navidad.